Richard M. Hollingshead fue el inventor del primer autocine, construido en New Yersey en el año 1933. En un principio, esta novedad resultó una solución para aquellas familias numerosas que no podían acceder al costo que implicaban las entradas para concurrir al cine. A su vez, se convirtió en un punto de atracción para las parejas más jóvenes; en las últimas filas, los enamorados podían sumergirse con “Lover´s Lane” en románticas noches.
El primer autocine tenía una pantalla de 120 metros cuadrados y una capacidad para 400 vehículos. La primera película que se proyectó fue “Wives Beware”, una comedia británica protagonizada por Adolphe Menjou y titulada “Two White Arms” en Gran Bretaña.
Durante aquellos años los autocines disfrutaron de una gran popularidad y pasaron a formar parte de la cultura americana, tal como aparece reflejado en varios libros y películas.
Originalmente, el sonido de las películas se obtenía a través de altavoces colocados en la pantalla; luego se colocó un altavoz individual colgando de la ventana de cada coche que podía enchufarse a la fuente original con un cable.
Este sistema fue suplantado más tarde por un método de transmisión más económico y más resistente a los daños, la radiodifusión de AM o FM, para ser captado por una una radio de coche normal. Esto permitió que el sonido de la película fuera recogido en estéreo por la audiencia y reproducido en sistemas de alta fidelidad por los propios coches en lugar de un altavoz simple con sonido mono.
La época de mayor auge del autocine fue durante la década de los 50' y principios de los 60' cuando alcanzó la cifra de 4000 en funcionamiento; existieron con servicio de bar con asientos, parking para automóviles, zonas de juegos para dejar a los niños y patios de cemento con hamacas.
Debido a su particularidad "al aire libre", las películas solían ser proyectadas durante las tardes o las noches cuando era lo suficientemente oscuro para poder ver la pantalla en óptimas condiciones.
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