10 de marzo de 2012

Habilidad para escribir; ¿innata o adquirida?

La escritura es una habilidad que se aprende y puede ser mejorada si ponemos en práctica el compromiso con tres actividades diarias que nos brindarán las herramientas necesarias para desempeñarnos en la misma, tales como: los hábitos de escribir, el de hablar y el de leer mucho. Como cualquier otra destreza, la capacidad de escribir se logra con práctica constante para adquirir experiencia y poder interpretar cuáles son las técnicas y los recursos más convenientes,para poder superar los obstáculos que ella nos presenta.
El hábito de escritura nos permite ver las similitudes entre las nuevas tareas de redacción y las que hemos ya realizado. De esta forma podremos corregir los errores frecuentes que cometemos vinculados a la ortografía, la gramática, la concordancia, la coherencia, etc.
La experiencia adquirida nos dará mayor seguridad a la hora de volver a escribir. Lo mismo que una actividad física constante entrena al cuerpo, la escritura lo hace con la mente. Y si se realiza con agrado y entusiasmo, como toda actividad que uno realice en la vida, será doblemente fructífera.


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Se recomienda además de la práctica diaria, hablar con alguien de lo que estamos escribiendo: la interacción cara a cara nos proporciona ventajas interesantes ya que podremos reconocer la reacción de un otro frente a lo que estamos escribiendo. Todo escrito va dirigido a un lector, por tal motivo es importante corroborar la calidad del mismo con una mirada ajena.
Por último, y también muy importante para el desarrollo de la escritura, es la práctica de la lectura diaria. Si queremos mejorar nuestro vocabulario y estilo de escritura nada mejor que leer libros de autores de diversos géneros, interesarnos por la información que nos brindan los diarios y las revistas, inclusive observar los avisos publicitarios que recibimos en nuestro domicilio; todo ello nos proporcionará ampliar nuestra cultura general y lograr un vocabulario más enriquecido que iremos capitalizando y disfrutando con el devenir del tiempo.

5 de marzo de 2012

Las máscaras y su significado desde la Antigüedad

Palabra que proviene del árabe masjara y refiere a la representación de una cara que puede estar fabricada con distintos materiales, tales como metal, madera, cuero, cartón, tela, mimbre, etc., y que cubre total o parcialmente el rostro, siendo utilizada como disfraz o para ocultar la identidad de quien la lleva.

Su empleo fue de uso corriente en la mayoría de las sociedades desde épocas prehistóricas y con una finalidad principalmente mágico-religiosa o funeraria, muchas veces para simbolizar la encarnación de espíritus y divinidades.

Del antiguo Egipto y de la cultura micénica se han encontrado máscaras funerarias que reproducen las facciones del difunto, algunas de ellas hechas en oro (máscaras de Tutankhamón y de Agamenón); los sacerdotes egipcios empleaban asimismo máscaras de animales en las ceremonias religiosas.

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Los etruscos le asignaron un valor funerario, hallándose representada en las tumbas, una figura enmascarada (phersu); a su vez, los romanos heredaron de ellos la tradición de las máscaras. En la América precolombina simbolizaba personajes divinos o se colocaba sobre el rostro de las momias o los difuntos.

En la actualidad, el empleo de las máscaras revela una gran variedad de rituales: en África occidental se relaciona con los ritos de caza, cultos agrícolas, ritos de iniciación, ceremonias de las sociedades secretas y para ahuyentar a los espíritus diabólicos. En Nueva Guinea se utiliza para la guerra y adopta un aspecto terrorífico, con la existencia de máscaras craneales. En América del Norte, los iroqueses las utilizaban en la curación mágica de las enfermedades.

Además de la significación ritual, las máscaras han sido utilizadas en las representaciones teatrales. En Europa fueron prohibidas por la Iglesia durante la Edad Media, pero más tarde se utilizaron en las fiestas cortesanas y en los bailes de máscaras. Su uso perduró hasta el día de hoy, en fiestas populares como por ejemplo, los carnavales.